Ajustar la temperatura de un frigorífico puede parecer una tarea sencilla, pero el mal manejo de este electrodoméstico puede provocar graves consecuencias tanto en la conservación de los alimentos como en la eficiencia energética del hogar. Conocer la temperatura adecuada puede marcar la diferencia entre un alimento en perfecto estado y uno que se ha echado a perder. Muchos usuarios ignoran las recomendaciones de los expertos y, al hacerlo, arriesgan la calidad de los productos que consumen.
Una de las creencias más comunes es que bajar la temperatura del frigorífico al máximo garantiza que los alimentos se mantendrán frescos por más tiempo. Sin embargo, esto no es del todo cierto y puede llevar a un deterioro en la calidad de ciertos productos, incluso congelarlos, lo que arruinaría su textura y sabor. Por eso, es fundamental entender cómo funciona el frío dentro de este electrodoméstico y cuáles son las temperaturas óptimas para el almacenamiento de diferentes tipos de alimentos.
La temperatura adecuada para conservar los alimentos
La temperatura ideal para la mayoría de los frigoríficos se sitúa entre los 1 y 5 grados Celsius. Esta franja es la más recomendada por los profesionales de la salud y la seguridad alimentaria. Mantener el frigorífico a temperaturas dentro de este rango ayuda a frenar el crecimiento de bacterias y a preservar la frescura de productos como verduras, lácteos y carnes.
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Cuando la temperatura se ajusta por debajo de 0 grados Celsius, los alimentos pueden congelarse, lo que no solo afecta a la textura y al sabor, sino que también puede provocar una pérdida de nutrientes. Por ejemplo, las verduras como las lechugas y los tomates sufren alteraciones que pueden hacer que se vuelvan blandas o gomosas, incluso si se guardan en un ambiente frío. En cambio, si la temperatura es demasiado alta, es posible que no logre mantener a raya los microorganismos responsables de la descomposición.
Es importante mencionar que los frigoríficos cuentan con diferentes compartimentos diseñados para almacenar ciertos tipos de alimentos, y cada uno de ellos puede tener diferentes temperaturas. Por lo tanto, es recomendable evitar colocar productos que requieren una temperatura más baja en estantes superiores, donde generalmente hay menos frío, y asegurarse de que los alimentos más perecederos estén en las zonas más frías del electrodoméstico.
El impacto en el consumo energético
Ajustar el frigorífico a temperaturas extremadamente bajas no solo tiene consecuencias para la calidad de los alimentos, sino que también repercute en el consumo energético. Un frigorífico que trabaja más de lo necesario, intentando mantener temperaturas por debajo de lo recomendado, consume más electricidad. A largo plazo, esto no solo se traduce en un aumento en la factura eléctrica, sino también en un mayor impacto ambiental debido a un uso ineficiente de los recursos.
La recomendación es ajustar el termostato de manera efectiva, manteniéndolo en una posición que asegure la calidad de los alimentos y a la vez optimice el consumo energético. Al establecer una temperatura razonable, el frigorífico trabajará de manera más eficiente, lo que podría prolongar la vida útil del electrodoméstico y reducir la necesidad de reparaciones.
También es esencial asegurarse de que el frigorífico está bien ventilado y que las puertas cierran adecuadamente. Un refrigerador que tiene problemas de sellado o que está abarrotado de alimentos puede no mantener la temperatura adecuada, lo que puede resultar en un trabajo adicional del compresor y, en consecuencia, en un aumento del consumo energético.
Consejos para un mejor almacenamiento de alimentos
Para evitar problemas de conservación y optimizar el uso del frigorífico, hay algunos consejos prácticos que se pueden seguir. Lo primero es realizar una organización adecuada de los alimentos: colocar los productos más perecederos en la parte más fría y dejar las estanterías superiores para los alimentos que no requieren tanta refrigeración, como los condimentos. Esto facilita no solo el acceso, sino también la adecuada circulación del aire frío.
Otra práctica útil es utilizar contenedores herméticos para almacenar los alimentos. Esto no solo evita que los olores se mezclen, sino que también ayuda a mantener la frescura y la textura de los productos durante más tiempo. Además, ser consciente de la fecha de caducidad y rotar los alimentos es vital para consumir primero lo que está más cerca de vencerse.
Es recomendable hacer limpieza regularmente en el interior del frigorífico. Asegurarse de que no haya alimentos caducados o en mal estado puede prevenir olores desagradables y la proliferación de bacterias. Además, esto permite tener una mejor visibilidad de lo que se tiene en la nevera, lo que puede ayudar a realizar compras más inteligentes y evitar el desperdicio de alimentos.
Siguiendo estos consejos y tomando en cuenta la temperatura adecuada, no solo se logrará mejorar la conservación de los alimentos, sino también se optimizará la eficiencia del frigorífico, lo que se traduce en mayor ahorro y mejor calidad de vida. Mantener una correcta temperatura es, sin duda, un aspecto clave en el manejo del día a día en la cocina.