Lavar la ropa parece una tarea simple y rutinaria, pero lo cierto es que muchas veces cometemos errores que, sin saberlo, están dañando nuestras prendas con cada lavado. Desde la elección del detergente hasta la temperatura del agua, cada paso puede marcar la diferencia entre conservar la ropa como nueva o acelerar su deterioro. Si alguna vez te has preguntado por qué tu ropa pierde color, encoge o se ve desgastada rápidamente, este artículo es para ti. Descubre cuáles son los errores más comunes al lavar la ropa y cómo evitarlos para alargar la vida de tus prendas.
Usar demasiado detergente
Uno de los errores más frecuentes es pensar que cuanto más detergente se use, más limpia quedará la ropa. Pero esto no solo es falso, sino que además puede ser perjudicial. El exceso de detergente no se enjuaga completamente, se acumula en las fibras y puede hacer que la ropa quede rígida, irritar la piel e incluso dañar el tambor de la lavadora. Además, favorece la proliferación de moho y malos olores dentro de la máquina.
Lo ideal es seguir siempre las indicaciones del fabricante y no superar la dosis recomendada. Si la ropa está muy sucia, es preferible hacer un prelavado o un remojo previo, en lugar de abusar del jabón.
No separar correctamente los colores
A pesar de ser una regla básica, muchas personas todavía mezclan ropa blanca con prendas oscuras o de colores fuertes. El resultado es ropa deslucida, desteñida o con tonos apagados. Separar la ropa por colores no solo evita accidentes, sino que permite elegir el ciclo y la temperatura más adecuada para cada grupo de prendas.
Una recomendación útil es tener tres cestos distintos: uno para ropa blanca, otro para colores claros y uno más para colores oscuros. Así, el proceso de separación será más fácil y rápido cada vez que hagas la colada.
Lavar con agua muy caliente
Aunque el agua caliente puede ser útil para eliminar manchas difíciles o desinfectar, no todas las telas la toleran bien. Prendas delicadas, ropa sintética o con elastano pueden deformarse, encoger o perder su elasticidad si se lavan con temperaturas elevadas. Además, el calor excesivo contribuye al desgaste prematuro de los tejidos y al descoloramiento de las prendas.
Antes de seleccionar la temperatura del agua, revisa siempre la etiqueta de lavado. Para la mayoría de las prendas, el agua fría o templada es más que suficiente.
Ignorar las etiquetas de las prendas
Las etiquetas de cuidado están para algo, y pasarlas por alto es otro error habitual. Allí se indica la forma correcta de lavar, secar y planchar cada prenda. Ignorar estos símbolos puede derivar en ropa encogida, dañada o arruinada después de un solo lavado. Por ejemplo, algunas telas no deben centrifugarse o requieren un lavado a mano.
Tomarte unos segundos para revisar las instrucciones puede evitarte sorpresas desagradables y te permitirá conservar tus prendas en buen estado por mucho más tiempo.
Sobrecargar la lavadora
Meter demasiada ropa en la lavadora para “ahorrar tiempo” es una mala idea. Cuando hay sobrecarga, el agua y el detergente no circulan adecuadamente, lo que impide una limpieza eficaz. Además, el tambor sufre un desgaste innecesario, y la ropa sale más arrugada o incluso mal lavada.
Es importante respetar la capacidad máxima de carga indicada por el fabricante. Si tienes mucha ropa acumulada, es mejor hacer dos tandas que arriesgarte a dañarla o a forzar la máquina.
No limpiar la lavadora con regularidad
Otra equivocación es olvidarse de que la lavadora también necesita mantenimiento. Los restos de detergente, suavizante y suciedad pueden acumularse y causar malos olores, moho y hasta afectar el rendimiento del lavado. Esto termina repercutiendo directamente en la limpieza de tu ropa.
Una vez al mes, realiza un lavado en vacío con agua caliente y vinagre o un producto específico para limpiar lavadoras. También recuerda dejar la puerta abierta tras cada uso para evitar la humedad y limpiar el cajón del detergente periódicamente.
Usar suavizante en todo tipo de ropa
Aunque el suavizante puede dejar la ropa con un olor agradable y una textura más suave, no siempre es recomendable. Algunas telas, como las deportivas o las toallas, pierden su capacidad de absorción cuando se usa suavizante. Incluso puede acumularse en las fibras y dejar una sensación grasa o pegajosa.
Si bien puede ser útil en ciertas prendas, lo ideal es usarlo con moderación y nunca en tejidos técnicos o que necesiten mantener su transpirabilidad.
Conclusión
Lavar la ropa correctamente es más que simplemente meterla en la lavadora. Pequeños detalles pueden marcar una gran diferencia en la durabilidad, el color y el estado general de tus prendas. Ahora que ya conoces los errores más comunes, es momento de aplicar estos consejos en tu rutina diaria. ¿Has cometido alguno de estos errores sin saberlo? ¿Tienes otros trucos para cuidar la ropa? ¡Compártelos con nosotros en los comentarios!